Todos en algún momento hemos tenido días en que parece que todo nos sale mal. Los hijos despiertan enfermos, el coche no arranca, tenemos un dolor de espalda que nos hace querer quedarnos en cama… sin embargo, las cosas pueden empeorar cuando tratamos de explicar la situación a los jefes y no nos comprenden.
Regaños, gritos, no dejar que nos expresemos son algunas reacciones comunes de las personas que carecen de empatía. Y, lamentablemente, la opción de renunciar y salir corriendo de la empresa no siempre es viable. Por ello, hoy te daremos unas recomendaciones para lidiar con la falta de empatía en el trabajo. ¡Comencemos!
¿Qué es la empatía?
“Ponerse en los zapatos del otro”, es decir, la capacidad de identificarse con los sentimientos de una persona, comprender su estado emocional y entender la situación desde la perspectiva del otro es la empatía. No es necesario haber pasado por una situación similar, ni siquiera es necesario estar de acuerdo con la interpretación de la otra persona sobre una situación: basta con comprender y validar los sentimientos del otro.
El concepto de empatía comenzó a ser estudiado por la psicología a principios del siglo XX, y en la actualidad se considera el componente más importante de la inteligencia emocional. A diferencia de otros rasgos de la personalidad que son innatos, la empatía se aprende desde la infancia, y puede seguir siendo perfeccionada en la adultez.
¿Cómo son las personas no empáticas?
Las personas que no desarrollan la empatía se parecen mucho a los niños pequeños: son egocéntricas, no piensan más allá de ellos mismos, no se preguntan cómo se sienten los demás ante sus acciones, no conciben la idea de que tengan pensamientos y sentimientos propios, tan válidos como los suyos.
Muchas de las personas que no tienen empatía tienen dificultad de establecer relaciones de igualdad con otros. Buscan vínculos desde la superioridad, se sienten más importantes que los demás y pueden ir generando inestabilidad en otros con sus comentarios y actitudes.
Sin embargo, y de forma similar a la de los niños, cuando una persona carente de empatía se siente ofendida puede hacer grandes pataletas, se sienten atacados con facilidad e incomprendidos, además de pensar que solo ellos tienen la razón y las cosas deben hacerse a su modo.
¿Cómo sobrevivir a un entorno laboral carente de empatía?
Si identificas patrones de comportamiento relacionados con la falta de empatía e inteligencia emocional en el trabajo, ya sea en compañeros o en personal de altos mandos, el primer paso es tomar las cosas con calma. Si no puedes renunciar, tendrás que potenciar tus capacidades emocionales y profesionales.
Da lo mejor de ti en el trabajo: llega puntual, cumple con las funciones para las que te contrataron, procura entregar tu trabajo en tiempo y forma. Con todo esto no evitarás del todo ser blanco de su falta de empatía, pero al menos procurarás estar fuera de su radar.
No te tomes las cosas de forma personal. Yo sé, es difícil no tomarse como personal un regaño por un trabajo en el que te esforzaste mucho, pero debes mantenerte “por encima” de la situación. Es decir, el trabajo es lo que está mal, lo que no le gustó, no tú.
Y si el problema es personal, busca un acercamiento con el jefe o el compañero para preguntarle directamente qué es lo que ocurre y cuál es la forma de solucionar la querella. Tal vez solo se trate de un conflicto no resuelto, de un comportamiento que consideró ofensivo, o de otra acción que puedas cambiar para seguir ejerciendo tus labores sin inconvenientes.
¡Mantén una actitud optimista! El pensamiento positivo te mantendrá motivado para alcanzar tus objetivos personales y convertirte en ese profesional de alto rendimiento para cumplir con el trabajo para el que te contrataron. Además, una buena actitud es como la gripa: se contagia rápidamente y puede llegar directamente a esa persona para que cambie su actitud hacia ti.
¿Qué hacer si el carente de empatía soy yo?
Si después de leer todo esto has llegado a la conclusión de que eres una persona carente de empatía, tenemos una buena noticia: esta cualidad puede cultivarse, aprenderse, ejercitarse y hacerse crecer para mejorar las relaciones interpersonales con tus compañeros. O, mejor aún, retener al talento, mejorar el clima laboral y tener una buena relación con tus colaboradores.
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